Archivo | agosto 2016

Startup Weekend EDU GALICIA

Friday, October 14 – 16, 2016
El evento empieza a las 6:30 pm

Centro Abanca Obra Social – Santiago de Compostela
Plaza de Cervantes s/n
Santiago de Compostela, Spain 15782

Profesorado + tecnología + comunidad emprendedora = oportunidades para los retos de la educación

¡No te pierdas esta experiencia inolvidable!

Del 14 al 16 de Octubre, tendrá lugar en Santiago de Compostela uno de los eventos para emprendedores más extendidos por todo el mundo, con presencia en más de 130 países: Startup Weekend.

Si tienes una idea de negocio y quieres llevarla a cabo… o simplemente quieres participar en algo grande, aprender y hacer networking… ¡este es tu lugar!

SWEDU Galicia
 lo organizan personas vinculadas al mundo de la educación, la tecnología y el emprendimiento, y se hace en colaboración con Startup Galicia. El objetivo es identificar y proponer soluciones a los retos de la educación de hoy en día.

Los equipos que se formen trabajarán juntos durante 54 horas para crear herramientas de base tecnológica enfocadas a resolver un problema concreto en la educación o entre los estudiantes de cualquier nivel educativo. 

 Por eso necesitamos:

  • Estudiantes universitarios interesados en el hacking,el UX/UI design, emprender o mejorar la educación y que quieran colaborar en el desarrollo de soluciones únicas.
  • Profesores con ganas de compartir su visión y experiencia !Son esenciales para el éxito de un SWEDU!
  • Comunidad educativa: Gestores de centros educativos, personas de entidades sin ánimo de lucro vinculadas a la educación, profesionales trabajando en el desarrollo de servicios o materiales educativos.
  • Desarrolladores: De aplicaciones móviles (IOS, IOS SDK, Android), programadores (JAVA, Objective C, CSS3, etc.) y «Web developers» (front end and back end)
  • Diseñadores: UX/UI designers (Adobe Suite Applications, Axure, iRise, Omnigraffle, etc.)
  • Emprendedores y personas del mundo de las empresas: Innovators, Thinkers, Business Strategists, Marketers, Finance Gurus, Project Managers, Philanthropists y demás personas interesadas en contribuir a la modelización de los proyectos que surjan.

Esperamos contar con un amplio abanico de perspectivas, experiencias previas, pasión, talento, conocimientos técnicos y docentes, para combinarlos y así obtener soluciones con un elevado potencial e interés.

Ver de qué se trata

Más información

PROGRAMA DEL EVENTO



Speakers

Luis SesteloDreamer

Marcos saavedra

Coaches and Mentors

Luz CastroPropietaria imaxin|software. Directora área in|gaming

Patrocinadores y colaboradores del evento

El equipo de Startup Weekend EDU GALICIA agradece el apoyo a los partners de la comunidad local, sin los cuales este evento no sería posible.
Descubre cómo convertirse en patrocinador.


Platinum


Equipo Organizador

Startup Weekend Galicia es 100% liderado por voluntarios, líderes de la comunidad local.
Descubre aquí cómo participar.

  • AvelinoCorrea
  • Felo Couto
  • Antonio Escudero
  • Juan J.Fdez. García

Event Staff

Sonsoles Castiñeiras

Blog del evento

Ver el blog entero


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http://www.up.co/communities/spain/galicia/startup-weekend/9693?lang=es

DEJA DE GRITAR

¨Comunicate en los conflictos con empatía, escucha activa, paciencia y respeto¨

No voy a negarte el que seas humano y a veces te veas desbordado, tengas berrinches, te superen las circunstancias o los niños te hagan exasperarte por no hacer caso en momentos realmente importantes. No voy a negarte que, en ocasiones, un grito hará que te obedezcan. Pero gritar es agresivo, les asusta y peor aún, les acostumbra a asimilar que los problemas se solucionan gritando y que el más fuerte tiene más razón. Y si les gritas en alguna ocasión, pídeles perdón.

Busca estrategias de autocontrol, reflexiona, organiza tu vida de manera que sea más sencillo atenderles sin estar al borde del ataque de nervios. Pero sobre todo, respetales como respetas a otras personas. Toma esa decisión.

Déjales jugar libres

El juego es indispensable para el desarrollo mental, emocional, cognitivo y físico de los niños. Es su alimento y la forma en la que aprenden del mundo en todos los aspectos. Jugar es un tema muy serio y los niños necesitan espacios y tiempos suficientes para jugar todo lo que necesiten. Nada hay más importante para ellos.

No permitas que tus compromisos o los mandatos escolares se impongan a la necesidad primordial de los niños que es jugar. Conviértete en el garante de la posibilidad de juego. Ocúpate activamente de que tus hijos tengan tiempo libre y puedan tener amigos, juguetes y espacio libre para desarrollar esta importante actividad. No les interrumpas si no es realmente indispensable, no les des instucciones todo el rato, acompáñalos si te lo piden pero sin dar órdenes ni corregirles.

Haz de ellos tu prioridad de verdad

Para vosotros seguro que vuestra prioridad son vuestros hijos pero ¿lo saben ellos?, ¿lo sienten?

Sin duda hay obligaciones que tenéis que cumplir pero,  seguro que en muchas ocasiones que estáis con vuestros hijos no les transmitís lo importantísimos que son para vosotros. No con palabras, y menos todavía con reproches y quejas, sino con actos. Hechos son amores, no buenas intenciones. Apaga el teléfono o deja de atender llamadas sin importancia cuando estés con ellos. No estés enganchado en el teléfono o el ordenador cuando ellos están a tu lado, pues les estás transmitiendo que lo otro te importa más. Deja de mirar la tele y juega con tu hijo si te lo pide.

No le digas que no te interrumpa continuamente, escúchalo, para el niño lo que tiene que decirte a ti, la persona que más ama en el mundo, puede ser de gran importancia. Tampcoo es que lo conviertas en un maleducado que exige poder imponerse en cualquier momento hagas lo que hagas, pero, si se acostumbra a que tu estás disponible de verdad, comprenderá que puede esperar también.

Si tu hijo quiere jugar contigo o hablarte planteate si de verdad, de verdad, lo que estás haciendo no puede esperar, si esa llamada de charla con una amiga es indispensable mantenerla mientras lo bañas o en mitad del cuento que estas leyendo. Dedicale tu tiempo y tu atención plena. Que sienta que lo amas.

Para que tu hijo tenga una infancia realmente feliz recuerda que necesita jugar, que necesita poder contar contigo y que no te debe temer, sino confiar en ti para poder confiar en si mismo, porque te importa más que nada en el mundo.

http://www.pedagogiablanca.net

Soy SORDA y soy CIENTIFICA

Nadie creía que llegaría a la universidad porque soy sorda: ahora soy científica

Me llamo Cristina y soy sorda.

Es lo primero que digo cuando me presento, últimamente ante las miradas curiosas de alumnos a los que doy clases prácticas de Microbiología Médica. Les veo pensar en cómo lo voy a hacer. Veo las preguntas cruzar la cara de la gente oyente (“¿Sorda? Muy sorda no será. Pues parece normal”). Dejo que me vean los audífonos negros, porque es mi color favorito, y grandes porque la pérdida es severa, casi profunda. Les hablo con este acento raro que casi nadie sabe ubicar de dónde es realmente; siempre creen que es del sur, pero mezclado con acento del norte, lo que les desconcierta. Me expongo. Pero no les hablo de mí, sino de lo que la gente oyente necesita saber de las personas sordas.

No recuerdo haber oído nada antes de los seis años: puede que naciera así o puede que fuera perdiendo audición poco a poco. No se sabe. Esquivé varios diagnósticos que concluían que yo era muy distraída. Pasé por un psicólogo al que odié muchísimo por taparse la boca una y otra vez impidiendo así que le leyera los labios, algo que había aprendido a hacer cuando ponían sus caras ante la mía. Y así, de repente, sin saber qué estaba pasando -como me pasaban todas las cosas entonces, como cuando me cortaron mis cuatro pelos como un niño- me encontré visitando un internado donde vivían niños cableados. Recuerdo mi inquietud entonces.

En el internado (que era un colegio para sordos, pero entonces no lo sabía), entramos en una consulta médica. Así que era eso, no me iban a dejar allí, menos mal. Otra cabina blanca, otros cascos y a través de la ventanita, una mujer de bata blanca y con expresión cada vez más adusta. Salí de allí con unos audífonos color carne que hablaban de disimulo, enormes y feos. Salimos con el peso del diagnóstico y la incertidumbre de mis padres colgando de mis orejas. Ojalá ver el futuro a través de una bola de cristal.

Mucha gente oyente me dice que mis padres tomaron la decisión correcta al dejarme continuar en el colegio normal entre niños oyentes en vez de llevarme a un colegio de sordos. Siempre me sonrío y pienso que en realidad, ellos no sabían qué era lo correcto. Sé que muchos lo dicen porque les parezco oyente y creen que es lo deseable para cualquier persona sorda. Lo que no saben es que la mayoría de las personas sordas nacen en familias de oyentes y la habilidad que tienen con el lenguaje oral es una mezcla de la competencia del resto auditivo de la persona sorda y de la estimulación que recibe de su familia. Mi abuela materna era sorda, así que en mi familia estaban acostumbrados a vocalizar bien: el grado de entendimiento es tal que puedo conversar con ellos sin necesidad de audífonos.

No quiero ser fuente de inspiración para oyentes (suele ser un signo de bajas expectativas en las personas con discapacidad) y tampoco quiero ser un ejemplo para otras personas sordas que diariamente luchan contra el sistema educativo para conseguir tener intérpretes de Lengua de Signos en todas las horas lectivas. Mis padres apostaron más que decidieron, como imagino que hacen todos los padres de niños con diversidad: apostar teniendo fe en sus hijos. A pesar de que les recomendaron llevarme a un colegio especial porque si no, no podría seguir el ritmo y terminaría siendo analfabeta funcional. Así que no, no fue la decisión correcta, sino su fe en mí.

Viví los primeros pasos del esfuerzo integrador en los 80. Se basaba sobre todo en asimilarte como un oyente con ciertas dificultades, solucionadas de manera rudimentaria como ponerse en la primera fila de asientos y horas en clases de apoyo (que eran un cajón de sastre de niños con todo tipo de diversidades). Intentaron sin mucho éxito corregir mi defecto de dicción con las eses (que perdura) y reforzar asignaturas flojas, que dictaminaron que lo eran por mi falta de habilidad. Me gusta pensar que he sido una especie de piloto de pruebas de la vida académica.

Cuando aprendí a leer, en casa, fue como descubrir el código para descifrar lo que decían los labios de las caras que me rodeaban. Más tarde supe que lo que siempre tenía mi hermana mayor entre manos, y con lo que podía estar quieta horas y horas, era un libro. Y así, amplié mi vocabulario a pasos agigantados, consumiendo su inagotable paciencia sin mandarme ni una sola vez a consultar el diccionario. La vida subtitulada.

Me echaron unas cuantas veces de clase durante el inicio de la etapa escolar con audífonos. Me echaban porque me pillaban copiando; era tan poco maliciosa que ni siquiera disimulaba demasiado. No preguntaron por qué necesitaba copiar. No he sido una persona modelo que obtenía resultados académicos brillantes. No tenía muchas opciones de conseguirlos si no sabía cómo se hacían las cosas. Sin embargo, era muy consciente de cómo la brecha de todo lo que no comprendía se iba agrandando más y más, y las materias duras caían con todo su peso sobre mi boletín de notas. Entonces, como una oyente de mentira, pensaba que era un problema por mi falta de capacidad intelectual. Con el tiempo se hizo necesario tomar clases particulares donde me contaban cara a cara, a través de mi bloqueo, todos los huecos que le faltaban a mi pirámide de conocimientos.

Y mientras pasaba todo eso, leía, leía y leía. Los libros eran mi ventanita al mundo, lo que para otros era la televisión (no había subtitulado entonces). Todas las visitas al otorrino terminaban con un libro nuevo en mis manos. Intentaba sin éxito leer en las comidas, hasta que me quitaban el libro, y en dos ocasiones en clase metí uno entre las páginas del libro de texto.

Al llegar al final de la etapa escolar, dados mis resultados mediocres, a mi madre le aconsejaron un recorrido académico alternativo que existía entonces, dando a entender que sería lo mejor para mis capacidades. Aquello me puso bastante furiosa y enfilé a lo más difícil de todo. Al Bachillerato. A la modalidad Ciencias de la Salud («¿ya podrás?»). A la Universidad. A Bioquímica. A lo que me gustaba.

Lo que no cuentan de la superación es que no es ninguna escalada de éxitos. Se parece a correr una carrera de obstáculos donde tiras las vallas. Fueron mil horas de estudio y clases particulares para demostrar que no era menos que nadie. Pero qué se habían pensado. Copiando buenos apuntes (transcripciones de las clases). Intentando entenderlos por mí misma. Suspendiendo y aprobando. Pensándome como una oyente más, con ciertas dificultades. Y preguntándome muchas veces si merecía la pena.

Nada de esto ha puesto a más personas sordas a investigar o a dar clases. Y aunque no puedo negar la satisfacción personal, es un ochomil bastante solitario mientras explico a los alumnos en la Universidad que aunque parezca que les entiendo perfectamente, la lectura labial en mi caso es fundamental. Que cuando se dan la vuelta y hablan, solo oigo (a veces) voces, pero no entiendo. Que no es lo mismo oír que entender. Que leer los labios es un Scrabble mental a toda velocidad de rellenar huecos por contexto, memoria auditiva e información visual. Que no griten, ni hablen despacio ni deprisa. Que no todas las personas sordas son como yo. Y que no existen las personas sordomudas.

Me llamo Cristina y soy sorda. A pecho descubierto y celebrando la diferencia. Veinte años para llegar a una frase tan sencilla (ahora tengo 35). Hasta entonces me definía con un “no oigo bien” (sic) o retrasaba el momento de la “confesión” (a veces llegaba hasta malentendidos absurdos y cómicos, arriesgándome a miradas raras), primero por percibirlo como defecto, y después por colocar mi intimidad lejos de miradas curiosas.

Fue así hasta que decidí aprender Lengua de Signos. Aprendí muy rápido y disfruté de conocer y conversar con personas que eran como yo, y a la vez, muy diferentes. Aprendí a sentirme orgullosa de la identidad que compartimos. Me hicieron (casi obligaron a) utilizar una emisora FM que me permitía escuchar las clases durante los dos últimos años de Bioquímica, lo que me obligaba a levantarme del asiento para darle al profesor la petaca transmisora y decir a una persona desconocida: me llamo Cristina y soy sorda. Todavía me acuerdo de mi resistencia inicial a hacerme visible así. Y después me di cuenta de lo difícil que había sido hasta entonces.

Soy sorda. No me veía investigando, pues nos decían mucho que solo los mejores lo logran y creía que era un poco tarde para mí, que en dos años me había dado cuenta de lo mucho que había perdido y de lo cansado que es. Pero probé. Y probando, me doctoré en un laboratorio, que, como todos, tiene la mayoría de las alarmas acústicas. Controlando visualmente los tiempos de experimentos, pues también los temporizadores suelen ser acústicos. Rompí un aparato porque las instrucciones especificaban darle vueltas hasta oír el clic. No lo oí.

Samuel Beckett dijo: «Ever tried. Ever failed. No matter. Try again. Fail again. Fail better». («Inténtalo. Fracasa. No importa. Inténtalo otra vez. Fracasa de nuevo. Fracasa mejor»). Creo que es la frase que mejor me describe. Me encanta el inglés, leo cada día y escribo habitualmente por mi trabajo, pero no puedo hacer listenings, lo que en las escuelas oficiales de idiomas nos impide a las personas sordas realizar exámenes oficiales.

Soy sorda. No hay aún tecnología en el mundo que pueda cambiar el hecho de que la persona sorda lo sigue siendo independientemente de si utiliza audífonos, implantes cocleares o nada en absoluto. No hay cura, nadie se convierte mágicamente en oyente, porque “ser oyente” siendo sordo es un trabajo arduo, un making-off que nadie cuenta y unos títulos de crédito que nadie lee.

No quiero desanimar con esta lectura a los padres y madres que afrontan la vivencia de la sordera con un lapidario “no hay cura”. En su lugar hay una oportunidad única de cambio social que nos compromete a todos, a las personas sordas, para que con activismo consigamos la accesibilidad plena y tengamos mayor representación, y a las personas oyentes para que cuenten con nosotros en la construcción de una sociedad donde la diversidad sea la norma.

Me llamo XXXX y soy sordx. Por favor, mírame cuando me hablas y repíteme el mensaje a mí y no a mi acompañante oyente, dirígete a mí y no al intérprete de Lengua de Signos, agita la mano o tócame un brazo si necesitas llamar mi atención, asegúrate de que te entiendo, utiliza papel y bolígrafo, transcribe tus vídeos y podcasts, exige que tu cadena de televisión regional incluya subtitulado, pide que los eventos y congresos sean accesibles, no importa si eres oyente.

Me llamo XXXX y soy sordx. Comunícate conmigo.

http://verne.elpais.com/verne/2016/06/07/articulo/1465307573_039543.html

PONTE EN MIS ZAPATOS

27/6/2016 Olvidados nos envía este video para agradecer a todos los participantes su ayuda:

¡Fin de la mañana! El reparto ha terminado, todos los niños tienen zapatos y una sorpresa mandada con mucho cariño desde España ¡muchísimas gracias! Una de las cosas más importantes que podemos hacer es demostrarles que no están solos, que aunque cierren las fronteras no todo el mundo les da la espalda ¡Gracias a SolidaryKids y a todos los colegios que han participado en la campaña «Ponte en sus zapatos»!
The English Montessori School (Madrid), Hispano Alemán (Madrid), Federico García Lorca (Majadahonda), Saint George (Madrid), Compañía de María (Albacete), CEE Ntra Sra Lourdes (La Coruña), Asociación Aspronaga (La Coruña), Salesianos (La Coruña), CErnadas de Castro (La Coruña), Leopoldo Calvo Sotelo (Madrid)